Señor, tú que me diste el que te encontrare y el ánimo
para seguir buscándote, no me abandones al cansancio
ni a la desesperanza. Haz que te busque siempre,
y cada vez con más ardor
y dame fuerzas para avanzar en tu búsqueda.
Ante ti pongo mi fortaleza y, con ella, mi debilidad.
Acreciéntame la primera y cúrame la segunda.
Ante ti pongo mi ciencia y, con ella, mi ignorancia.
Allí donde me abriste, recíbeme, pues estoy entrando.
Allí donde me cerraste, ábreme, pues estoy llamando.
Que me acuerde de ti, que te comprenda, que te ame.
Aumenta en mí tus favores hasta
que totalmente me reforme en ti.
San Agustín
Publicado en: Oraciones con espíritu, VVAA, Ed. Fundación Maior, 2020 p. 57.