Dios es mi padre

Dios es mi Padre, ¡qué feliz soy!
Soy hijo suyo, hijo de Dios.
Si Dios cuida de mí, ¿qué me puede faltar?
ni un solo instante, no, me deja de mirar;
mi vida suya es, cual diestro tejedor,
la va tejiendo él con infinito amor.

Hilo por hilo tejiendo va,
si tú le dejas ¡qué bien lo hará!
Después del huracán un pájaro cayó,
no creas que eso fue sin permitirlo Yo;
el pajarillo aquel se vende por un as,
no tienes que temer, tú vales mucho más.

Dios es mi Padre, ¡qué feliz soy!
Soy hijo suyo, hijo de Dios.
Si Dios cuida de mí, ¿qué me puede faltar?
ni un solo instante, no, me deja de mirar;
mi vida suya es, cual diestro tejedor,
la va tejiendo él con infinito amor.

Hilo por hilo tejiendo va,
si tú le dejas ¡qué bien lo hará!
Después del huracán un pájaro cayó,
no creas que eso fue sin permitirlo Yo;
el pajarillo aquel se vende por un as,
no tienes que temer, tú vales mucho más.

¿No ves con qué primor él sabe engalanar
al lirio que tal vez mañana han de cortar?
Pues si a una humilde flor cuida tu Dios así,
¡con qué infinito amor no cuidará de ti!
En el cielo se ven mil estrellas brillar;
Dios las conoce bien, Dios las puede contar.

Si él mismo fue a buscar la oveja que perdió,
jamás me ha de olvidar aunque le olvide yo.
Dios es mi Padre, mi Padre es Dios.
Dios es mi Padre, ¡qué feliz soy!

De una carmelita descalza

Publicado en: Oraciones con espíritu, VVAA, Ed. Fundación Maior, 2020 pp. 31-32

Compartir: