No miremos a otra parte sino a Dios

No miremos, hermanos, a otra parte, sino a Dios: llamémosle para que venga a nuestro corazón, y tengámosle allí muy apretado para que no se nos vaya. ¡Pobres de nosotros! ¿Qué haremos sin Él sino convertirnos en nada? Echemos atrás lo que tenemos delante de nuestros ojos y comencemos ya a gustar algún día cuán suave es el Señor.

Vayamos tras Aquél que vino a nosotros desde los cielos para llevarnos allá. Vayamos a quien nos llama, y con tanto amor, desde lo alto de la cruz, despedazada su carne y quemada con fuego de amor, para que más sabrosa nos resulte. ¡Oh, si comiésemos ; oh, si nos quemásemos; oh, si nos trasformásemos; oh, si nos hiciésemos un espíritu con Él.

San Juan de Ávila

Extracto de la Carta 17. Epistolario. Ediciones Palabra, 2017 p. 172.

Compartir: