Oración para la mañana

Padre en el cielo, tú has separado el día de la noche, para que día y noche sean para nosotros una advertencia y una alegría. Una advertencia para que nos acordemos de ti, una alegría para servirte en todo. Que también te pertenezca el día que ahora despunta. Que se transforme en un día de tu Iglesia, en un día de tus hijos. Aún es todo puro y fresco, como si estuviese disponible para asumir cualquier forma. Y nosotros sabemos que te pertenece, pues tú lo has creado. Sabemos que en obediencia a ti deberíamos transformarlo en un día precioso, escogido, en un espacio en que pudieras estar en tu hogar en todo momento y en todas partes. En un espacio que tú llenases por completo, pero en el que también exigieses de nosotros ponernos al servicio de la tarea que nos enseñas. Haz que seamos puros, dónanos un buen espíritu. Haz que hagamos con alegría todo lo que nuestro servicio requiere.

Tú has separado el día de la noche, pero no permitas que nosotros separemos permanentemente entre lo que hacemos con gusto y lo que nos parece penoso. Haz que acojamos, alegres y agradecidos, todo lo que trae el día como viniendo de tu mano; que participemos interiormente y que hagamos de ello lo que tú has previsto. Haz que nuestro oído sea claro como el día y transparente hacia ti. Y si el día trae cosas turbias y poco claras, nosotros sabremos: son las sombras opacas de nuestro ser inseguro, de nuestra ignorancia, torpe y pesada para decidir.

Tú no sólo has separado, desde siempre has decidido: permite que también nosotros entremos en la tarea con decisión, tan decididos como tú lo esperas. Por amor has separado el día de la noche: haz que nosotros vivamos de tu amor. Haz que tu amor sea activo en nosotros, que junto con tu Hijo te presentemos cada una de las tareas del día, de modo que tu Espíritu las lleve a cumplimiento. Amén.

Adrienne von Speyr

Publicado en: Oraciones con espíritu, VVAA, Ed. Fundación Maior, 2020 pp. 19-20

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