Señor, creo, quiero creer en ti.
Señor, haz que mi fe sea plena, sin reservas, y que penetre en mi pensamiento y en mi modo de juzgar las cosas divinas y las cosas humanas. Señor, haz que mi fe sea libre, es decir, que cuente con la aportación personal de mi adhesión, que acepte las renuncias y los deberes que comporta, y que exprese el culmen decisivo de mi personalidad: creo en ti, Señor. Señor, haz que mi fe sea segura: segura por una coherencia externa de las pruebas y por un testimonio interior del Espíritu Santo, segura por su luz confortadora, por su conclusión pacificadora, por su connaturalidad sosegante.
Señor, haz que mi fe sea fuerte, que no tema las contrariedades de los múltiples problemas que llenan nuestra vida ávida de luz, que no tema las adversidades de quienes la discuten, la impugnan, la rechazan o la niegan, sino que se robustezca por la experiencia íntima de tu Verdad, se entrene en el roce de la crítica, se corrobore en la afirmación continua que supera las dificultades dialécticas y espirituales entre las cuales se desenvuelve nuestra existencia temporal.
Señor, haz que mi fe sea gozosa y dé paz y alegría a mi espíritu, y lo disponga para la oración con Dios y para la conversación con los hombres, de manera que irradie en el coloquio sagrado y profano la bienaventuranza original de su afortunada posesión. Señor, haz que mi fe sea activa y dé a la caridad las razones de su expansión moral, de modo que sea auténtica amistad contigo y sea tuya en las obras, en los sufrimientos, en la espera de la revelación final; que sea una continua búsqueda, un testimonio continuo, una continua esperanza.
Señor, haz que mi fe sea humilde y no tenga la presunción de fundarse sobre la experiencia de mi pensamiento y de mi sentimiento, sino que se rinda al testimonio del Espíritu Santo, y que no tenga otra garantía mejor que la docilidad a la tradición y a la autoridad del magisterio de la santa Iglesia.
Pablo VI
Publicado en: Oraciones con espíritu, VVAA, Ed. Fundación Maior, 2020 pps. 75-76.
San Pablo VI