«La intuición genial de Teresa fue comprender la profundidad del corazón de Dios, a propósito de la Misericordia. Teresa tuvo entendimiento del corazón misericordioso de Dios, como Pablo tuvo conocimiento del misterio de Cristo. Y ambos han llegado a la misma contemplación de Dios que hace misericordia. Teresa cita explícitamente este texto en los manuscritos: “No se trata de querer o de correr, sino de que Dios tenga misericordia” (Rm 9, 16).
Y este descubrimiento genial tendrá por resultado suscitar en eel corazón del hombre un puro movimiento de confianza para con Jesús, el único Salvador, “El hombre no se justifica por las obras de la ley, sino por la fe de Jesucristo” (Ga 2, 16). Se comprende bien que nuestros hermanos protestantes se hayan de golpe puesto de acuerdo con la confianza en la misericordia propia de Teresa de Lisieux.
“¡Jesús, Jesús! Si fuese a escribir todos mis deseos tendrías que prestarme tu libro de la vida; en él están consignadas las acciones de todos los santos, y ésas son las acciones que quisiera realizar por ti…” (Ms. B, F3)».
Jean Lafrance
Mi vocación es el amor. Movimiento Cultural Cristiano, Librería Dersa, p. 23