¡Tarde te amé, hermosura tan antigua y tan nueva,
tarde te amé! Tú estabas dentro de mí, yo, fuera. Por fuera
te buscaba y me lanzaba sobre el bien y la belleza creados
por ti. Tú estabas conmigo y yo no estaba contigo
ni conmigo. Me retenían lejos las cosas. Ni te veía, ni te
sentía, ni te echaba de menos. Mostraste tu resplandor y
pusiste en fuga mi ceguera. Exhalaste tu perfume, y respiré,
y suspiro por ti. Gusté de ti, y siento hambre y sed.
Me tocaste, y me abraso en tu paz.
San Agustín
Publicado en: Oraciones con espíritu, VVAA, Ed. Fundación Maior, 2020 p. 31.